Las noches que te debo by Emily Delevigne

Las noches que te debo by Emily Delevigne

autor:Emily Delevigne [Delevigne, Emily]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-10-23T00:00:00+00:00


15

ZACK

Cada vez que recordaba cómo Beatrix había aparecido en mi casa sin avisar, con Chris y su mochila, me sentía mal por Rain. Se suponía que yo iba a ir a recoger a mi hijo a su casa, y no que ella me lo traería. Cuando le había preguntado qué hacía ahí mientras Chris terminaba de jugar con el móvil, ella me había soltado que podíamos ir los tres a desayunar juntos. ¿En qué demonios pensaba esa mujer? ¿Es que para ella no significaba nada que hubiésemos firmado los papeles del divorcio? Sentía que Beatrix no terminaba de comprender nuestra situación.

Sin embargo, había aparecido Rain, con su larga melena castaña oscura suelta y los labios carnosos de un intenso color natural que me habría encantado lamer. Se había comportado con bastante educación a pesar de los desaires de Beatrix. Sus ojos verdes se habían abierto, sorprendidos, pero luego recuperó la compostura con rapidez. Recordé el miedo que le había entrado cuando Chris le había pedido que se quedara con nosotros. Ella se había negado de forma suave pero firme, y sentí dentro de mí que Rain seguía manteniendo las distancias de una forma u otra.

Mientras Chris descansaba después de estar toda la mañana en la playa, jugando a la pelota y nadando, yo estaba tirado en el sofá viendo una película con el volumen bajo. Jugueteé con el móvil en la mano. Deseaba escribir a Rain y preguntarle si ya había ido al médico. Y, para qué mentir, quería hablar con ella, pero tampoco presionarla en sus momentos de soledad.

Busqué su contacto a través de la aplicación y escribí un mensaje.

Eh, ojos verdes, ¿qué tal ha ido el médico?

Lo mandé antes de poder arrepentirme y esperé con paciencia. En la televisión echaban una película sobre una mujer que se obsesionaba con un compañero de trabajo y comenzaba a seguirlo. Dejé de prestar atención cuando mi móvil vibró.

Todo bien. Me han sacado sangre y he tenido que orinar en un botecito. ¿Hay algo peor que eso?

Esbocé una sonrisa al pensar en su rostro cuando el enfermero se lo hubiese pedido.

¿Te ha acompañado alguien?

No me gustaba pensar que había tenido que ir sola. Aún menos con los mareos y las náuseas que la acompañaban, que parecían haberse convertido en su sombra.

Rosie, una compañera del trabajo. Storm todavía me odia, así que no me atreví a pedírselo.

Rain no había querido hablar de ello, pero me había imaginado que el cabreo de su hermana venía en parte por haber estado cuidando sola de su madre. Después de todo, diez años fuera sin regresar a Nantucket había sido demasiado tiempo. Supuse que su dolor y su culpabilidad al ser la única superviviente del barco eran lo que le había provocado mantenerse alejada de la isla. A veces deseaba sacar el tema, preguntarle qué pensaba, cómo se encontraba y si lo había superado. Pero Rain no me dejaba profundizar en algunos temas. Los esquivaba con tanta tensión que yo ya había desistido.

Lamento no haber podido acompañarte.

Escribí con rapidez.



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